Ahora resulta que no podemos ser
ni cristianos, vivimos en una sociedad donde “mola mas” contar las fechorías realizadas
que los padres nuestros rezados, La diferencia entre vosotros y nosotros es que
nosotros cada noche llegamos a nuestra casa a contarle a nuestra familia lo
vivido y vosotros llegáis con la maldad metida en una mochila oculta y negra en
un mundo sin salida. Ya no consiste en educación pues seguramente deis los
buenos días cada mañana, consiste en valores que se perdieron por la misma
alcantarilla que entraron todas esas redes que consiguen que miles de individuos rían las gracias como
se le reían al gracioso de la clase, ¿alguien se acuerda como se llamaba el payaso
de la clase?. Os espero en el camino de la tolerancia y del dialogo a que me
contéis el fruto que le queréis sacar a semejante tontería, os espero sentado
en la silla de la prudencia y del respeto pues de pie se espera a los sabios, a
que me expliquéis que queréis conseguir, si me decís que solo buscabais haceros
los hombres, habréis ganado la batalla más triste de la historia. Dice un libro
que nunca habéis abierto que el que perdona la ofensa cultiva el amor, el que
insiste en la ofensa divide a los amigos. Cuantos fracasos necesitáis para
daros cuenta que a la verdad se llega siempre de frente, os puedo asegurar que
si algo nos han enseñado a los cristianos es a tener fe, no de que desaparezcáis
pues de todo tiene que haber en la viña del señor, pero si a que veáis que dos
caminos pueden llevar a sitios distintos pero igual de satisfactorios, ¿por qué
os empeñáis en vivir en el nuestro? Si tan interesante os parece ¿porque no cambiáis
de camino y vamos todos por el mismo? Seguramente sea porque la humildad la
dejasteis olvidada en el mismo perchero que el sombrero que os cubre el rostro
pues ni para llevar el apellido sois valientes. Pasarán los años y Dios seguirá
siendo Dios, el hombre honrado seguirá siendo hombre y la mujer siempre será
bandera de esta vida en la que vivimos, vosotros seréis un cero a la izquierda
que no quedaran páginas en el libro ni tinta en la pluma para recordaros, seréis
el don nadie de la sociedad que quiso comerse el mundo y no supo ni cómo, ni cuándo.
La anécdota quedará en cuatro pintadas con muy mala letra y un artículo de periódico.
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