La primera vez que caí en una
piedra me di cuenta que para ser, primero hay que saber cómo, segundo hay que
saber cuándo y tercero y más difícil hay que tener la humildad de dejar de ser
antes de que te lo recuerden, cuando alguien es más que tu por destreza, por
astucia, por esfuerzo o por suerte hay que saber quitarse el sombrero, no dejes
que la vida te recuerde por lo que quisiste ser sin importar la cabeza pisada,
cuando por mas que se busca no se atrae, por más que se quiere no se consigue y
por mas que se intenta no se encuentra el resultado, es el momento de no pecar
en la insistencia pues se corre el peligro de convertirse en el diablo que sabía
más que el viejo. Cuando nos centramos en nosotros mismos no nos damos cuenta
del vacío que tenemos a nuestro alrededor culpa de nuestro yo hago, yo soy, yo
sé.
Caí en una piedra y me senté a su
lado, primero para aprender el camino y no tropezar mas, y segundo para ver cómo
caía la gente en la misma piedra que yo, sorpresa la mía que han sido tantos
los caídos y ninguno se ha sentado a mi lado a preguntar el porqué del camino,
porqué de la piedra o porqué estoy sentado.
Seguiré sentado al lado del
camino, volverá a caer el viejo, volverá a caer el yo soy y volverá a caer el
diablo, pero estoy seguro que un día llegará aquel que mire antes de pisar, que
vea mas allá de la piedra, se pare al lado del camino, se siente a mi lado y me
diga ¿caminamos juntos?.
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