miércoles, 14 de marzo de 2012

Una noche menos.

Una noche menos me queda para tenerte de nuevo a mi lado, para sentirte como cada año, me pregunto qué me tendrás reservado para este 2012, alguna chicotá de esas de sueño, un Lunes Santo especial, una semana rodeado de su pasión,  del incieso, del compas, del tiempo detenido en un costero.
Una noche menos  para sacar las palmas, para arrancar un olivo fruto de tu tierra para que puedas orar como aquel día, para preparar tu mesa de eucaristía y llevarte virgen maría con mimo, dulzura y el talón racheado.
 Déjame llevar el tiempo a mi son para así disfrutar de esta noche que termina y ya es una menos para poner tu venera, para abrir los sentidos y grabar en mi mente el izquierdo de tu caída y la frialdad de tu muerte, para revivir tu Resurrección y limpiar tu plata, una noche menos para tirar de ropas de amigos, para buscar una vuelta interminable y un palio que se mueve suave, tímido y siempre de frente.
No quiero que llegue el alba porque será una menos para aquella de jueves santo, de luna llena y de calles empedradas, de bullas y candelerías encendidas, para tus colores, tus sabores y tus sonidos, porque hasta el silencio espera su hora, para hacerse presente y rendirse a ti Granada.
Ya contaré los soles que quedan para llegar a ti, y en cada uno de ellos escribiré lo que tanto me das  y tan poco me quitas, son segundos lo que se tarda en nombrarte y tan grande lo que escondes, que cuando te descubrí quede prendado de ti y ahora es como si siete puñales me clavaran si algún día dejáramos de vernos, de echarnos de menos.
Si tiene que pasar esta noche ahora que el sueño me vence, prométeme que mañana cuando despierte estarás ahí de nuevo Granada, llenándome de vida, de Amargura, llenándome de barrio y permitiéndome disfrutar de otra Semana Santa.

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