lunes, 6 de diciembre de 2010

Madre enséñanos a dar vida.

Madre Inmaculada Concepción de María, tú que tuviste un hijo sin conocer varón, que aceptaste entregar tu vida para él, que fuiste su calor y su cobijo, que fuiste su único pañal, a veces su única vestidura, tú que fuiste su educación, su día a día, que lo enseñaste a comer, a contar, a leer, a ser feliz, a afrontar las duras curvas de la vida, tu que seguiste a tu hijo allí donde fue, que sufriste la más dolorosa de las torturas al ver a tu hijo ser azotado, escupido, insultado y humillado públicamente, tú que viste a tu amado clavado en la cruz, que te arrodillaste ante él hasta la hora de su muerte, que no te diste por vencida y predicaste sus enseñanzas, esas que ahora nos son tan útiles para afrontar el día a día, enséñanos a vivir en familia, enséñanos a comprender que la mirada más inocente y más humana de esta loca tierra es la mirada de un niño, a disfrutar de su sonrisa, su inocencia, que podamos ser testigos de sus primeras palabras, su primer paso, su primera decisión, aunque esta sea si pintar la pared de color azul, rojo o verde, quítanos de la cabeza la mínima duda de no dar la oportunidad a ese corazoncito de conocer el amor, a esos ojos de no conocer el llanto por algo perdido o abandonado, no nos dejes permitir que esos piececitos no conozcan paisajes, ríos, montañas, de darle la oportunidad a esas pequeñas manos de algún día ser dulces y entrelazarse con otras, será señal de unión, respeto y fidelidad.

Madre Inmaculada Concepción de María, tú que nos regalaste la vida del ser más preciado, no permitas que ahora se pierdan otras igual de inocentes que el. Danos la paz, dulzura y misericordia para que te sigamos y demos pasos al frente sin dudar, seamos de una vez humanos y sigamos dando Vida.



No hay comentarios:

Publicar un comentario