Reverendas
Madres Comendadoras de Santiago, hombres y mujeres de Dios, cofrades y amigos
todos.
Hoy
siete de febrero a las puertas de una cercana cuaresma podría Dios haberme
encomendado cualquier labor a cumplir y sin embargo ha querido Dios que nos
volvamos a mirar a la cara. ¿Por qué si no lo merezco?, ¿por qué aun con mis
errores me permites este privilegio? antes de mirarte a los ojos déjame que me
disculpe por haber estado tan lejos, por dejar tus manos sin caricias, por
dejar de hablar de ti sin emocionarme. Si Dios me ha permitido que te mire a la
cara no me iré esta vez sin que nos digamos aquellas cosas que nunca nos
atrevimos a decirnos de cerca. Hoy ha querido Dios parar el reloj que marca el
tiempo para devolvernos ese momento que creíamos que solo viviría el recuerdo,
tu y yo.
Permitirme
el egoísmo de hablarle a ella pues es tanto lo que sale del corazón, han sido
tantas las horas, tantos los rezos, tantas sonrisas, pues aun siendo Amargura,
tu sonrisa solo la entiende quien te mira con la satisfacción del deber
cumplido.
Nunca
te dije guapa, nunca te dije Reina, nunca te dije que hasta la primavera se
detiene a mirar tu perfil, perfil que nunca olvidará quien te hizo.
Hoy
quiero recrearme en ti, abrir el azul de tu manto y convertirlo en el cielo que
lleve la gloria de tu nombre, ajustar tus doce varales y ponerles nombre de
santos para que juntos enseñéis la grandeza de Dios y su hijo. Encender tu
candelería para que ilumine tu camino, que nunca falte luz en tu camino madre,
una flor de tu jarra por tu pureza, esta de la violetera por tu templanza, por
tu dulzura una rosa del costero y por tus milagros un clavel de oro, siempre a
tu lado un clavel de oro.
Quizás
no lo sepa Granada pero has ayudado tanto…. has curado al enfermo, has
fortalecido al débil, has escuchado a todo aquel que se ha acercado a pedirte,
a contarte. Sabes de nuestras
alegrías, sabes los buenos y malos momentos, todos a la vez hemos venido hacía
ti y tu siempre has estado para escucharnos y darnos el consejo justo que devuelve
a la vida ese sentido que muchas veces pierde.
Por
madre te conocí y madre para mí siempre serás, mi vida sin este convento sería
una vida vacía, pues venir a esta casa es venir a las mismas puertas de la
gloria. No se despertar cada mañana sin pensar en ti, sin dar gracias a Dios y
a mis padres por haberme hecho del huerto. De ti se hace uno solo con
pronunciar tu nombre, que sería una cuaresma sin verte de hebrea, un noviembre
sin sentir el escalofrío de tu manto negro, que sería de mí sin ti Amargura, si
sólo con mirar tu perfil es como si un sol brillante iluminara el día y nunca
hubiera noche. Tu perfil derrama fuerza, seguridad, tu perfil de mujer es firme
y llama a la calma, tu perfil es añejo como este barrio que a los pies del
Señor de Granada ha aprendido a rezarte en voz baja como tu cantabas las nanas
a tu hijo. Tu perfil es de mujer que no se rinde, que nada le hunde, de agarrar
con fuerza los problemas y seguir de frente el camino, tu perfil sonroja cuando
te dicen guapa, es blanco cuando ves hábitos en tu patio y llora la tarde del
viernes santo. Tu perfil… tu perfil es de mujer del huerto, de la que lucha, de
la que no le importa el frío, de la que trabaja por la hermandad, la que vive
para ti, la que no mira el reloj si el tiempo es para un nuevo Lunes Santo. Porque
la mujer del huerto cose, plancha y a la vez te reza, es mujer de valentía,
mujer de resultados, a esta hermandad le falta el aire sin la mujer como a Granada
le falta la vida sin tu perfil. Tu perfil es de mujer del huerto, de la que
abraza, la que no pide, la que se ofrece, la que no sabe lo que es el miedo. Siempre
lleva una sonrisa y la palabra adecuada al momento adecuado, la mujer del
huerto entrega su amor al servicio de tu hijo y olvida sus apellidos por una
reja y una clausura, sus manos y el oro han hecho para ti el mismo cielo,
mujeres son quién te cuidan, y quien mejor te entienden madre. Mujeres de lunas
de dulces y amaneceres de tortas de la virgen, mujeres de fe, mujeres de
hábitos y monaguillos, de noches y noches de espera, mujeres de hilo y aguja,
mujeres de ti Amargura, y es que esta hermandad sin ti no anda mujer, no podría
dormir esta noche sin pedirte por ellas, dales a cada una, una sonrisa eterna, que siempre sientan tu amor. Dales
calor y ternura y aléjalas de las tentaciones de este mundo tan cruel y vació,
que llegado el día de Mayo de la primavera, tu pañuelo en seda lleve una “M”
por María y otra “M” por mujer porque son lo mejor de esta casa. Que una lleve
los rosarios y otra en sus manos una saya bordada, que lleven tus alfileres,
tus encajes, tus enaguas, que sean testigos esa noche de cómo huele estar tan
cerca de una madre inmaculada, que te hablen, que te vistan, que te peinen ese
pelo y tengan todo preparado para cantarte una salve y postrarte en tu joyero, que
la mañana de la primavera de ese mayo tan soñado una mujer de esta casa de
nombre Ángel del cielo y una cruz roja bordada sea quien lleve a tu testa una corona de oro, suba
las escaleras, bese el marfil de tu mano y vea el perfil de tu cara pues merecido
es que ellas ese Mayo tan soñado por su entrega te conviertan en la mayor de
las madres y mujer afortunada, reina de todo un barrio, en Amargura Coronada.
Y
si bonito es tu perfil que decir de tu mano, no dudas en entregarla al dolor,
al sufrimiento, tú que has visto crecer a tu hijo sabiendo que un día iba a ser
abofeteado, azotado y crucificado en la cruz y ahí sigue tu mano, que dolor más
grande ver a un hijo sufrir, seguro no quedan fuerzas para seguir ofreciendo
ayuda y consuelo, pero tu día tras día sigues al lado nuestra, nunca te cansas
de enseñarnos el camino, pues falta nos hace un camino, ahora que no corren
tiempos fáciles.
Tiéndenos
tu mano y danos toda tu fuerza para nunca dudar de lo que somos, para ser como tú
fuiste, guía de la fe, somos cofrades, y como este cartel anuncia queremos ser
la luz en la oscuridad. Tenemos la oportunidad de dar verdadero testimonio de
cristiandad y como hizo María tenemos que tender nuestra mano para todo aquel
que quiera seguir caminando. Siempre habrá tentaciones que nos quieran distraer
y hacernos ver que perdemos el tiempo, que no merece la pena… ahí está la
suerte de un cofrade, un rato a tu lado renueva la fe, da fuerzas para seguir
siempre de frente. Caeremos una y mil veces pero siempre tendremos el consuelo
de tenerte cerca, yo que he tenido la suerte de tener tu mano junto a la mía se
la seguridad que da sentirte como un hijo cuando nace y se protege al regazo de
una madre.
El
cartel nos invita al recogimiento, a estar a solas con ella, a mi me gustaría
retroceder en el tiempo y ponerle hojas al calendario, perderme por esa joven Granada
del siglo XVIII. Buscar entre sus callejuelas empedradas y colarme por la
ventana de una fría habitación. Me gustaría retroceder en el tiempo por la
ciudad del Darro y sus puentes, y ser testigo invisible de aquellas manos a
solas dándote nombre y apellidos. De descubrir la mirada de quien hizo posible
el perfil que hoy es devoción de tantos cristianos, ¿qué pensó mientras
tallaba?, ¿qué sintió al perderte de vista?, yo moriría de pena… ¿Por qué tanta
tristeza? ¿Qué le hizo darte esa dulzura? Son tantas preguntas que me gustaría
retroceder en el tiempo a aquella ciudad de antaño y vivir los días en que la
bendita madera fue convertida en la fe de esta hermandad. ¿Quién le iba a decir
a esas manos que vas a ser coronada? Si pudiera por un momento ver como talla
tus manos, si pudiera preguntarle porque sonroja tu cara, seguro que fueron
horas de soledad, de inventar las horas para ti, de conversaciones a solas que quedaron
para siempre en el recuerdo de esa habitación fría de la Granada del Darro.
Nunca sabremos por qué te hizo tan guapa. ¿Con corona o sin corona? Qué más da
si es Reina del cielo.
Hoy
que Dios lo ha querido, que me da la oportunidad de estar otra vez contigo
déjame serte sincero, quiero decir lo que siento, que no lo dice el cofrade
pues viene de más adentro. Pues son tantos los que sueñan con vivir ese momento
de ponerte la corona que yo voy a soñar despierto y no quiero que sonrojes pues
te voy a decir lo que siento. Déjame que te corone desde el corazón, que me
olvide de tu palio, del vestido, de tus labios, que me quede con tu nombre y me
deje llevar por cómo eres olvidando de donde, el porqué y desde cuándo, que me
olvide del azul, del bordado, de tu manto. Que me olvide de tus marchas, de lo
largo que es un año y lo corto que es Santiago, es difícil olvidarte… pero no
quiero hacerlo de ti, quiero hacerlo de un racheo que una tarde de Lunes Santo
zapatillas costaleras a compás van suspirando, del color de un costal, de la
voz de un capataz, del aroma del incienso. Dejar en mí tu dolor y la humildad
por tu barrio y coronarte desde el alma como te rezo cada noche…a tu nombre y a
tus ojos como hicimos antaño, olvidar una saeta, tus rosarios, tu enaguas y
quedarme con tus manos que son las que siempre me cogen cuando me pierdo en los
años, que cuando pases Amargura yo me olvide del aroma que desprenden tus
suspiros y me quede con tu llanto que es puro como el viento y no hay consuelo,
ni pañuelo que olviden tu calvario. Tú que has bajado del cielo apoyada de mi
brazo permíteme que me quede con tu lado más humano, con tu mejilla de nácar y
tu sonrisa en la cara cuando llegabas al convento y nos mirábamos de cerca…
Otro
año se ha cumplido, Granada entera rendida y hasta el Realejo ha acudido pues
no hay en el mundo entero mujer con tanta dulzura y que enamora hasta el río. Déjame
que te corone olvidando el terciopelo, la clausura, tu realeza, y me quede con
un sueño, que mis ojos son los tuyos y tu dolor es mío, que el amor que hoy te
tengo venga conmigo por siempre, pues sin amor no hay vida y mi vida es tu
apellido. Olvidaré tu clavel, tu venera, tus latidos y coronaré el consuelo que
desprendes por tus hijos obrando tantos milagros, siempre estaré agradecido,
olvidada está la historia, olvidados los suspiros, ya no queda en mi memoria ni
el color de tu vestido. Solo queda esperar a los ángeles del cielo. Granada
pondrá la fe, el Realejo el amor, y tus hijos la corona, y yo en tu peana
estaré para decir una y otra vez que eres Reina del cielo y nunca me olvidaré
Amargura que te quiero.
Queda
presentado el Cartel “Y EN GRANADA” para la Semana santa del año 2015
Gracias………..